El coloso

23.09.2013 17:41
 

 

Nunca podré reunirte íntegramente, 
juntar, pegar, articular como corresponde 
Rebuznos de mula, gruñidos de cerdo, obscenos graznidos 
provienen de tus grandes labios. 
Peor que en un corral.

 

Quizá te consideres un oráculo, 
portavoz de los muertos o de algún dios 
Yo llevo treinta años esforzándome 
por limpiar de fango tu garganta 
y no he aprendido nada.

 

Trepando escaleritas con frascos de engrudo y baldes de lisol 
me arrastro como una hormiga enlutada 
por los campos cubiertos de maleza de tus cejas 
para reparar tu inmenso cráneo y desbrozar 
los descarnados, blancos túmulos de tus ojos.

 

Un firmamento azul de otra Orestíada 
se cierne sobre nosotros. Oh padre, tú solo 
eres una referencia histórica tan importante como el Foro Romano. 
Aquí meriando, en una colina de seres siniestros. 
las columnas de tus huesos y el acanto de tus cabellos vuelven 
a su antigua anarquía esparciéndose hasta el horizonte.

 

Se necesita más que un rayo 
para crear tanta ruina. 
Algunas noches me acurruco en la cornucopia 
de tu oreja, a salvo del viento,

 

y cuento estrellas rojas y estrellas color ciruela. 
Sale el sol bajo el pilar de tu lengua. 
Mis horas se desposan con la sombra. 
Ya no escucho más el roce de la quilla 
contra las sordas piedras del embarcadero.