Que las hormigas cuentan sus pasos para no perderse.
En circunstancias normales, las hormigas pueden guiarse por la vista y el olfato para salir a buscar alimento y regresar al hormiguero sin problemas. Pero en ambientes como el desierto del Sahara, donde lo visual se pierde en una infinitud monotemática y los aromas son lavados por el viento, estos insectos cuentan sus pasos cuando salen de excursión para saber cuánto caminar de regreso.
Lo confirmó un experimento en el que se puso comida a cierta distancia para atraer a las hormigas. Una vez que llegaban a ella, los científicos les hacían algunas “modificaciones” a las hormiguitas: les añadían diminutos zancos o bien les recortaban las patas. Este cruel experimento sirvió para demostrar que merecen mucho más respeto del que parece, porque las hormigas cuyos zancos les hacían dar pasos del doble de largo pasaron por su nido al regresar pero siguieron hasta cubrir el doble de la distancia, mientras que las que tenían patas más cortas se quedaban a mitad de camino y eran incapaces de encontrar su hogar.
Luego, los científicos -que no son tan malvados después de todo- devolvieron a su nido manualmente a las hormigas perdidas y esperaron al día siguiente. Colocaron más alimento en otra parte y esta vez las hormigas modificadas no tuvieron problemas para regresar, ya que el largo de sus pasos era el mismo en ambas direcciones.
Así que, por insignificantes que parezcan estas criaturas, deberías pensarlo dos veces la próxima vez que estés por pisar una: las hormigas también cuentan.